PERDONEN SI LAS VICTIMAS GRITAN
Tengan mucho
cuidado con la Justicia señores. Desde el
primer momento que usted acude a una comisaría, juzgado, psicólogo, asistente
social o abogado debe caerle bien al que lo atiende sino va perdido.
Después de años
de experiencia tanto dentro de los Tribunales como fuera esa es la conclusión. Puede ser justa o injusta, pero por desgracia
como no les caigas bien a los que te van
atender ya puedes ser víctima de tentativa de homicidio que te pueden tratar como si fueras el verdugo.
Por desgracia he
sufrido prejuicios muy duros hacia mis clientes simplemente porque eran personas “ gritonas”, habladoras,
nerviosas, poco agradables a veces.
Es verdad que a
nadie nos gusta aguantar gritos, nervios, largas explicaciones sobre los mismos
hechos e incluso lágrimas pero señores
se olvidan que son profesionales. Si
profesionales como a veces jueces, secretarios judiciales, fiscales
o en muchos casos el tramitador judicial que los atiende. Hasta psicólogos o
sus propios abogados.
Una señora entre
lágrimas y gritos explicaba lo injusto de su caso. Tras horas sin parar de
hablar y hablar me explicaba que su marido
le había acusado de intentar maltratarle, basándose en estrategias de su abogada, había conseguido la custodia de
sus cinco hijos. Esta señora tras más de
3 años de pleitos civiles y penales todos perdidos, no se había rendido. Tenía un solo objetivo recuperar a sus
hijos.
El marido incluso había conseguido,
gracias a sus influencias ingresarla en un centro psiquiátrico, hasta que le
hicieron pruebas reales y demostraron el error cometido. Nadie creía en
ella. Los jueces, psicólogos,
trabajadores sociales, sus hijos e incluso su propio abogado por entonces no se
fiaba. Tenía orden de alejamiento de sus hijos y tenía que verlos dos horas
cada dos semanas en un punto neutro familiar con vigilantes delante para proteger a los menores. Todo ello por las
presiones del marido y padre de los hijos.
Tras escucharle
y mirarle a los ojos, creí completamente en su mirada y sabía que decía la
verdad. Al acudir al Juzgado a revisar
los casos, ni los funcionarios querían ayudar, para todos era una “ loca” que no había que dedicarle ni un minuto. Convencida de
ayudarle, estudié y revise los
1.500 folios de las causas. Estudie los manuales de derecho de familia y
de psicología para estos casos. Pedí ayuda a todos los compañeros abogados y psicólogos
en la materia para entender lo que pasaba.
Lo único que pasaba era que mi cliente no les
calló bien desde el primer momento a nadie. El marido había manipulado todas
las pruebas y presunciones en su contra.
Pero en todas las causas no había nada. Ni una sola prueba que demostrase
y que amparase legalmente todas las medidas adoptadas. Eran folios y folios
duplicados de manifestaciones y argucias de un abogado con experiencia que sabe
que algunos jueces no leen toda la demanda sobre todo cuando hay muchos
documentos. Por el contrario suelen considerar que tiene más razón el abogado
que más documentos aporte , incluso cuando se fotocopian los mismos documentos hasta
3 veces como era el caso.
Desde ese
momento empezó mi dura labor de demostrar con pruebas fehaciente la verdad
del caso. Nos enfrentamos a todas las
personas que jamás la habían apoyado, trabajando muy duro y sin recursos
económicos, sin estabilidad emocional pero con una única ilusión la de recuperar
a sus hijos. Luchamos judicial, psicológica y emocionalmente
durante casi 18 largos meses. En algunos momentos yo misma fui tachada de no estar centrada, hasta algunos compañeros me trataron como si hiciera algo malo ayudándole. Finalmente lo conseguimos los hijos fueron devueltos a la madre con un fuerte
abrazo pues ellos mismos entendieron rápidamente la falsedad de los hechos
manifestados por el padre.
El padre por
desgracia sigue haciendo todo el daño posible que puede a la familia pero por
mucho que lo intente ellos siguen unidos, sin dinero pues el padre los ha
abandonado completamente pero juntos.
Ahora el juez que cometió los errores intenta compensar a la madre, los psicólogos, asistentes
sociales y familiares quieren apoyarla por la vergüenza de lo mal que
actuaron. Ella los ha perdonado a todos
pero nadie devolverá los 5 años de sufrimiento que paso esta señora lejos de
sus hijos solo por “ no caerles bien “ .
Nadie durante esos años se paró a escucharla de verdad. Nadie tuvo tiempo para comprender porque estaba
nerviosa, porque a veces hablaba mucho o muy rápido, porque a veces gritaba.
Todo era de desesperación.
Por desgracia en
diferentes circunstancias ya he ayudado a más de 5 mujeres víctimas de
situaciones similares, en las que la Justicia les da de lado solo por su carácter. O por no saber llevar bien la situación
cuando alguien intenta matarte, o que tu
marido está en coma profundo mientras que su abogado que le gestiona el patrimonio
se apropia de todos sus bienes y la familia no tiene ni para pagar el tratamiento
médico. En fin es imposible explicar todas las situaciones injustas que vivimos
pero señores Jueces, Policías, Fiscales,
Médicos Forenses, Psicólogos, Abogados y funcionarios de justicia “Perdonen si a
veces las víctimas gritan”, quizás no saben expresarse pero necesitan ayuda.
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